
Mi despertador suena a las 6:20, pero en realidad es para levantarme a las 6:40, siempre y cuando José, al escuchar el despertador, no me abrace, pues si lo hace, soy capaz de quedarme en la cama toda la mañana.
Al fin cuando logro levantarme, voy a la pieza de Javiera, la despierto, voy a encender la televisión, en el noticiero del mismo canal cada mañana -Para mí, es imprescindible salir de casa informada-, veo si aún hay fuego de la noche anterior, canto alegremente una canción distinta cada mañana, me baño, ayudo a Javiera a vestirse, preparo desayuno (sólo para ella), la peino, mientras me sorprendo y comento en voz alta alguna noticia: ¡¡!José, la planta Celco volvió a contaminar los ríos!! ¡¡Desgraciados!!
Abrigo a Javiera, agarro mi bolso y a las 7:50 salimos de casa camino al colegio que afortunadamente queda muy cerca, lo cual permite que justo a las 8:00, cuando tocan el timbre, nosotras estemos llegando al colegio.
Luego, camino al paradero de la esquina, hago parar una micro (transporte público), saludo al chofer y minutos más tarde llego a la Universidad, y mientras voy camino a la facultad, respiro hondo y agradezco una vez más, que puedo estudiar lo que me gusta y que ya queda poco tiempo para salir de vacaciones… de lo que viene luego, me preocupo después.
Saludos a todos amigos blogeros. Buen fin de semana. Chien, me das otra tarea cuando quieras, soy una niña obediente.
Nota: La foto es de la Alameda que está a la entrada de la Universidad, es maravillosa. Al final de la alameda, está el paradero donde me deja la micro.